Grullas en las dehesas de Trujillo

 

Saliendo de Trujillo, según nos dirigimos al norte y una vez que salimos del berrocal, nos encontramos con un área de extensas dehesas que se extienden hasta las sierras de componen el Parque Nacional de Monfragüe, ya en el término municipal de Torrejón el Rubio.

 

En estas dehesas de centenarias encinas, a solo 10 minutos de Trujillo y correspondientes a los términos municipales de Aldea del Obispo, Torrecillas de la tiesa, Monroy y Trujillo, podemos disfrutar de la observación de grandes grupos de grullas que alimentan de bellotas bajo las grandes encinas. Se trata de un área de invernada tradicional que cuenta con varios dormideros repartidos por la zona, generalmente ubicados en charcas, las colas de pequeños y medianos embalses o zonas despejadas junto a remansos de algunos de los ríos que atraviesan estas dehesas como el Marinejo, el Tozo o el Almonte, esos dormideros congregan un número variable de grullas, desde algunos que cuentan con unas pocas decenas hasta otros de varios centenares de grullas.

 

 

 

Siempre he dicho, que en mi opinión,  el mayor encanto de la invernada de la grulla en Extremadura reside en observarlas en su hábitat de invernada tradicional, las dehesas, y no dudo en decir que disfruto mucho más cuando escucho las llamadas de las grullas en medio de la tranquilidad del encinar, aunque el grupo sea de solo un par de decenas que ante una de esas grandes concentraciones de miles de grullas que se producen en las zonas de regadío de arroz y maíz.

 

Pasear por la dehesa, además de su indudable valor paisajístico y cultural, no dejará de depararnos sorpresas a quienes disfrutamos con la observación de aves y sabemos apreciar la rica diversidad que acogen los encinares.

 

 

Recomiendo a todo el que visite Extremadura durante el periodo en el que las grullas están aquí, pasando la invernada, a que no dejen pasar la oportunidad de coger unos prismáticos y salir a pasear a través de las dehesas donde cada año invernan las grullas.