Los últimos días de sol, con
temperaturas más elevadas, han activado a numerosos insectos, en este caso, a
dos especies diferentes de grandes ortópteros que suelen sobrevivir sin
problemas al invierno aquí en la zona de Trujillo.
El primer ejemplar es una langosta egipcia (Anacridium aegyptium) y el segundo es una langosta migratoria en su variante verde.
En ambos casos, estas grandes langostas que llegan a rondar los 6 centímetros de longitud, son también unas expertas en el camufrlaje, ya que mientras la primera especie mencionada, la langosta egipcia, que curiosamente luce una coloración rojiza, algo inusual en su especie y como además, es de comportamiento más arboreo, ha pasado gran parte del otoño e invierno refugiada entre la ramas secas y rojizas de un seto formado Cupresus arizonica donde solo ha sido vista algunos días soleados cuando sale a tomar el sol sobre la pared.
Por otra parte, el segundo
ejemplar, es una langosta migratoria, que fue observada el mismo día
(03-02-2020), junto al castillo de Trujillo y mucho y es una especie menos
arborea que la primera, por lo que probablemente haya pasado los días más fríos
del invierno entre el pasto seco, bajo la copa de alguna encina u olivo que la
proptegiera de las heladas. Una vez fuera de su refugio en un día de sol, nos
vuelve a llamar la atención la gran capacidad de esta especie para mimetizarse
con un entorno,imitando a la perfección el color verde de la hierba fresca
surgida tras las últimas lluvias, como de los restos de pasto seco que ya
empiezan a pudrirse de la humedad y toman un color grisaceo.
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