La ruta de la laguna de la Nava, en la Sierra de Gredos, es
una de esas rutas habilitadas y señalizadas con las que cuenta el Parque
Regional de la Sierra de Gredos, a pesar de la belleza del entorno, se trata de una ruta muy poco transitada en
comparación con otras rutas como la de la Laguna Grande o las Cinco lagunas por
poner algún ejemplo y al ser mucho menos visitada por senderistas y montañeros,
por supuesto que también lo es para los aficionados a la observación de aves.
Hacía mucho tiempo que quería hacer esta ruta prestándole
atención a las aves que se pueden observar en este parte de la Sierra de
Gredos, ya que por mucha información que busques a través de internet, el vacío
es casi total, prueba de que por aquí pasa poca gente con prismáticos
observando aves, por ello me propuse hacer esta ruta y contarlo en este blog.
La ruta de la Laguna de la Nava es de dificultad media, pero
se puede hacer un poco pesada para personas que no estén acostumbradas a
caminar durante largos recorridos por la montaña, tiene una longitud de 9,6
kilómetros y un desnivel de 786 metros estando el punto más alto del recorrido
en la laguna de la Nava a 1950 msnm y se
tarda en realizar unas 4 horas (solo ida) yendo a buen ritmo.
El pasado día 18 de Junio hice este recorrido, empecé en el
aparcamiento que hay junto a la población de Nava del Barco, a las 5:45 de la
mañana, a esa hora lo que más llamaba la atención era la cantidad de
chotacabras europeos que se oían por todas partes e incluso se podían
encontrar sobre la carretera, así que
tras haber desayunado empecé a subir, primero atravesando una zona de robledal
con claros donde pastaba el ganado, en esa parte del recorrido pude ver algún
chotacabras volando con las primeras luces de la mañana, a medida que iba
avanzando iba detectando nuevas especies como currucas capirotadas, mosquiteros
papialbos, zorzales y otras especies forestales, al llegar al límite del
arbolado y pasar una puerta, me adentré en una zona pastizales de montaña con
arbustos dispersos como zarzas, rosales silvestres y algún tipo de sauce, en
ese hábitat que tanto me recordaba a campiñas de montaña en el norte de la
península observé las primeras currucas zarceras, escribanos hortelanos y
montesinos, al pasar cerca del arroyo que bajaba de la montaña había numerosas
lavanderas cascadeñas, chochines entre los arbustos de la ribera y algún mirlo
acuático.
Poco a poco fui subiendo y el relieve se fue haciendo más
escarpado con grandes paredes de roca a ambos lados de mi camino, en esa zona
los colirrojos tizones cada vez se volvían más comunes y los roqueros rojos
empezaban a hacerse notar y con los primeros rayos de sol, pude ver a un adulto
de águila real volando de un lado a otro de la garganta, seguí subiendo y en
todo el recorrido pude contabilizar hasta 8 roqueros rojos cantando en lugares
diferentes.
A medida que me acercaba a la laguna, el paisaje se hacía
más de alta montaña, el matorral empezaba a tener un porte más almohadillado, se
notaban claramente las huellas que la erosión glaciar dejó en este valle, hasta
que poco antes de llegar a la laguna encontré un prado de montaña donde
pastaban algunas cabras monteses y fue allí donde encontré al menos dos parejas de collalba gris, al roquero rojo
más, un total 6 bisbitas alpinos, un mirlo acuático y los siempre abundantes
acentores comunes, tampoco sería de extrañar que el acentor alpino viva en esta
zona, pues el hábitat es perfecto pero los neveros me quedaban un poco lejos y
no disponía de mucho tiempo, así que decidí dejarlo para una segunda expedición
ornitológica en esta zona.
Al llegar a la laguna, además de lo impresionante del
paisaje, hay que destacar la observación de 3 halcones peregrinos (2 adultos y
un joven de este año) volando continuamente junto a las altas paredes de este
circo glaciar de forma tan redondeada, me entretuve un rato sentado junto al sol
junto a la laguna, pues eran las 10:30 de la mañana y hacía bastante frío.
Tras una breve pausa
decidí empezar a bajar encontrándome de nuevo con las mismas especies de aves
que había visto a la subida, pero como el sol iba calentando las rocas, me encontré
con las primeras lagartijas carpetanas (Iberolacerta cyreni), un valioso
endemismo del Sistema Central que solo vive en zonas de alta montaña de las
Sierras de Gredos, Bejar, La Serrota, la Paramera, Guadarrama y poco más, en
total encontré 5 ejemplares (4 machos y una hembra) y creo que podría haber
visto muchos más si hubiera bajado de la montaña un poco más tarde. Como
curiosidad, encontré un macho 1739 metros de altitud.
A menor altitud, en una zona pastizal soleado, muy cerca del
límite del arbolado, encontré varios lagartos verdinegros tomando el sol sobre
las piedras y ya cerca del pueblo, fue el momento de las mariposas, con más de
15 especies observadas, era impresionante el acercarse a las zarzas que estaban
en plena floración y comprobar la cantidad y diversidad de mariposas y otros
insectos que eran atraídos, un momento en el que no quise desaprovechar la
oportunidad para sacar la cámara y hacer algunas fotos.
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