Críalo europeo (Clamator glandarius), adulto. |
Críalo europeo (Clamator glandarius), joven. |
Recuerdo como hace unos 6 o 7 años, como durante mis rutas guiadas, los
clientes extranjeros me preguntaban acerca de las posibilidades de observación
del críalo, es una especie clave para quien viene en primavera para ver aves a
Extremadura.
Por entonces, uno se podía permitir responder con total seguridad dando por
hecho que lo veríamos y en realidad así era, ya que nada más llegar al lugar
adecuado y bajar del coche, el críalo no
tardaba en dejarse ver y por supuesto oír.
Eran otros tiempos, pero no tiempos precisamente lejanos, los críalos no
faltaban en una excursión por sus lugares habituales, podías verlo posado en
una rama de retama o en una alambrada, posado en el suelo comiendo orugas sin
parar y permitirte observarlo a distancias relativamente cortas, también nos
alegraban las salidas al campo con su característica algarabía mientras volaban
perseguidos por las urracas y mostrándonos el curioso comportamiento que lleva
a cabo este ave para atraer, agotar y distraer a estos inteligentes córvidos
hospedadores, mientras la hembra del críalo depositaba sus huevos en el nido de
la urraca, ya que el críalo es un pariente del cuco y como buen cucúlido es un
parásito reproductor y en este caso, como norma general está especializado en
parasitar a las urracas pero también a otros córvidos a los que
consigue engañar.
El críalo era y es una especie clave que toda la gente quería y quiere ver,
para mí era fácil de enseñar con relativa facilidad. Pero con el paso de los
años, el críalo y otras aves que antes eran más frecuentes, han ido haciéndose
más raras y perdiendo terreno y llegando a desaparecer en muchos lugares de
donde fueron habituales. En los últimos años no me canso de decir que el campo
no suena igual que antes, que muchas especies cada vez se están haciendo más
raras, y eso lo estamos comprobando año tras año quienes nos dedicamos a guiar.
En mi caso, me veo en la situación de que a pesar de tener mucha más
experiencia y horas de campo acumuladas que por aquel entonces, veo como algunas
especies resultan más difíciles de encontrar y de enseñar, esa lista de
especies en declive es larga, tan larga que asusta a cualquiera que tenga algo
de sensibilidad por lo vivo y lo natural, pero da la casualidad de que la
mayoría de ellas son especies propias de los llanos y sistemas agro-esteparios
o muy vinculadas a ellos. No se sabe muy bien que ocurre pero esto me suena
demasiado a aquello de la primavera silenciosa ¿a vosotros no? , siendo
optimista, creo que todavía estamos a tiempo de reaccionar, ¡pero hay que
espabilar ya! ya que las poblaciones de aves vinculadas al llano se
desmoronan.
Durante la pasada primavera pude comprobar que esta especie estaba en boca
de mucha gente, en boca de muchos aficionados a la observación de aves que
habían venido a Extremadura, pero también despertaba preocupación y comentarios
entre la mayoría de profesionales dedicados al turismo ornitológico más
experimentados.
Esta preocupación por su ausencia, me llevó a coger los prismáticos muchas
tardes al acabar mis rutas y salir a explorar todos aquellos lugares con
hábitat adecuado para la especie, todos aquellos lugares de los que tenía
alguna observación grabada en mi memoria. En verdad lo que ocurrió es que me
negué a asumir una primavera sin ver, oír y enseñar críalos y eso me costó
muchísimas horas de campo pero mereció la pena, el trabajo empezó a dar sus
frutos y aunque este pájaro es escaso actualmente, lo encontré en bastantes
lugares pero con bastante trabajo, eso me hizo estar satisfecho y creo que
disfrute y aprendí muchas cosas nuevas sobre el fascinante comportamiento
reproductor de este ave, además actualicé mi información sobre esta especie en
mis zonas de campeo habitual.
Pero también me sentí satisfecho porque muchos de mis clientes han podido
disfrutar de esta especie en mis rutas ornitológicas. Digo que estoy satisfecho
por el resultado de un trabajo en el que he invertido mucho tiempo pero creo
que eso es algo que marca una diferencia sobre lo que supone contar con guías
de la zona. A mi me ha servido para conocer mejor a esta especie y cuál es su
situación real en la zona y por eso debo decir también que estoy muy preocupado
por este artista del engaño que es el Clamator glandarius, el que vocifera
en los entornos abiertos y en las dehesas, me gustaría pensar que son solo unas
temporadas malas y que podremos volver a disfrutar de esta especie con la
facilidad de hace no muchos años.
Curiosamente, a pesar de ser un año en el que ha sido tan difícil de ver al
críalo, ha sido la temporada en la que más juveniles he podido encontrar, un
total de 8 de un total de 5 nidadas diferentes, algunos son el resultado de esa
intensa búsqueda, pero otros aparecieron durante alguna ruta cuando ni me los
esperaba. De todas estas observaciones que he podido disfrutar, os contaré
dentro de poco algunas cosas que he podido observar, próximamente escribiré
algo sobre los jóvenes críalos y ciertos indicios que he encontrado que
sugieren una alta mortalidad juvenil por depredación.
A continuación, podréis ver algunas fotografías de críalos jóvenes y
adultos tomadas durante la pasada primavera y principios de este verano, espero
que os gusten.
Jóvenes de una misma nidada observados a primeros de julio cerca de Trujillo. |
A continuación, unos vídeos de ejemplares de críalo observados cerca de Trujillo durante las rutas ornitológicas de Iberian Nature:
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